En concreto, el banco central redujo las tasa de interés de 0,5% a 0,25%, lo que supone el nivel más bajo en los 322 años de historia que tiene la institución.
Además, anunció que empezará a comprar bonos corporativos en septiembre y que tiene preparados miles de millones de préstamos ultrabaratos a cuatro años para los bancos para fomentar el créditos.
“La perspectiva de crecimiento a corto y medio plazo se ha debilitado notablemente” tras el resultado del referendo del 23 de junio, dijo el banco central en un comunicado.
En la declaración, el Banco de Inglaterra rebajó sus previsiones de crecimiento del Producto Interno Bruto para el año próximo de 2,3% a 0,8%, lo que supone la mayor revisión a la baja de su historia entre las dos previsiones trimestrales.
Para 2018, prevé una expansión de la economía de 1,8%, por debajo del 2,3% estimado anteriormente.
“Al actuar más rápido y de forma exhaustiva, el comité de política monetaria puede reducir la incertidumbre, aumentar la confianza, mitigar la desaceleración, y apoyar los ajustes necesarios en la economía del Reino Unido”, dijo el gobernador del Banco de Inglaterra Mark Carney, en una conferencia de prensa.
Además, el banco central espera que la tasa de inflación se vea impulsada por la depreciación de la libra y se situará en 2,1% en 2017 y en 2,4% en 2018.
Los responsables de política monetaria del banco ven margen para ampliar más las medidas de estímulo y contemplan rebajar aún más las tasas de interés y situarlas cerca de cero este año.
Sin embargo, Carney descartó llevar las tasas de interés a territorio negativo, una medida adoptada por un número de otros bancos centrales europeos y el Banco de Japón.
Fuente: WSJ español
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