El interés por las criptomonedas aumenta en el país norteamericano, mientras las autoridades diseñan el método para regularlas
A los administradores de Bitso, la empresa mexicana dedicada al cambio de pesos mexicanos por criptomonedas, les llamó la atención que hace unos meses sus usuarios más jóvenes estaban comprando bitcoin por el monto de 300 pesos (unos 16 dólares). La misma operación, cientos de veces. Las alertas se dispararon. “Al principio pensamos que se estaban metiendo en un esquema piramidal, pero después nos dimos cuenta de que no era eso”, cuenta Felipe Vallejo, director de políticas públicas y regulación de la empresa. El misterio se resolvió pronto: chicos de entre 18 y 22 años estaban comprando un videojuego a través de Steam, una de las plataformas más populares de entretenimiento, con la criptomoneda. Sin acceso a una tarjeta de crédito para poder comprar en línea, los jóvenes tenían como alternativa una transacción con bitcoin.
El Gobierno mexicano ha notado que el uso de las criptomonedas se ha intensificado desde 2014. La fiebre internacional del bitcoin, con subidas y bajadas de más de 40% en cuestión de días, ha llevado a los reguladores de México a incluir a los activos virtuales en el borrador de la Ley para Regular las Instituciones de Tecnología Financiera, mejor conocida como Ley Fintech. El texto ya ha sido aprobado por los senadores y está pendiente de su confirmación en la Cámara de Diputados. La ley busca principalmente la supervisión de las criptomonedas para evitar el lavado de dinero o los fraudes. El Banco de México sería el principal vigilante al autorizar los activos virtuales que pueden funcionar en el país y los usuarios estarían obligados a comprobar que el dinero que se traslade a criptomoneda no tenga una procedencia ilícita.
El bitcoin, la moneda virtual más popular en el mundo, fue diseñada para evitar que los bancos centrales y los gobiernos influyan en su operación. A través de la tecnología de cadena de bloques (blockchain) existe un registro meticuloso sobre la procedencia del valor de la moneda. Este proceso es similar en el resto de las criptomonedas: ethereum, ripple, litecoin, entre otras. ¿Cómo podría vigilar el Banco de México una moneda que busca a toda costa evitar las regulaciones? La propuesta no interfiere con la operación de la moneda ya que el banco central no reconoce a los activos virtuales como monedas en curso legal y tampoco respalda su valor, como sí lo hace con el peso. Sin embargo, el Estado se reserva el derecho de autorizar el uso de cualquiera de ellas y a clasificar las operaciones que se hacen como legales o ilegales.
“[La ley] pinta una línea estándar para la industria, que tiene un costo regulatorio, pero que cuando estás hablando del dinero de la gente creo que vale completamente la pena”, señala Vallejo, de Bitso. Desde su perspectiva, la regulación mantiene a raya las operaciones ilícitas como el lavado de dinero y el uso de las criptomonedas como paraísos fiscales. “Es la peor forma de lavar dinero porque es 100% trazable, podemos seguir el dinero y saber dónde estuvo”, explica. En México existen alrededor de 238 empresas dedicadas a las tecnología financiera, de estas solo el 2% están desarrollando herramientas en el campo de las monedas virtuales, según el informe de Finnovista. Los usuarios, según la legislación, tendrían que recibir información por parte de las empresas sobre la volatilidad de las criptomonedas, la irreversibilidad de las operaciones, los riesgos tecnológicos, cibernéticos, así como la posibilidad de la existencia de un fraude.
Cuando los oficinistas terminan su jornada laboral, los edificios de coworking en Ciudad de México se han convertido en espacios para enseñar la doctrina del bitcoin. Grupos de programadores, abogados, economistas y financieros se reúnen para debatir sobre todas las posibilidades para invertir en las monedas virtuales. La mayoría de los asistentes son hombres con aproximadamente 30 años. En una de estas reuniones la mitad de los asistentes, unas 50 personas, reconocen que ya han comprado alguna criptomoneda aunque la mayoría ignora su utilidad. “¿Alguien piensa que esto es un esquema piramidal?”, pregunta uno de los anfitriones y ninguno de los participantes levanta la mano. Mientras algunos de estos grupos cumplen con la tarea informal de educar e informar sobre el tema, algunos invitan a los interesados en el tema a invertir en una Oferta Inicial de Monedas (ICO, por sus siglas en inglés), que son fondos de inversión para proyectos tecnológicos con monedas virtuales.
La Hacienda mexicana ha advertido de que las ICO en México son de sumo riesgo y que algunas de ellas podrían ser fraudes. Ante la falta de una ley vigente, el Gobierno mexicano solo ha podido avisar de la existencia de esquemas piramidales y estafas pero todavía no ha podido revisar ningún caso. Para invertir en criptomonedas, señalaba la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) en una circular en diciembre, es recomendable tener conocimiento sobre el negocio en el que se está apostando y en la tecnología que se está utilizando. Los mexicanos ya pueden comprar en algunas tiendas con monedas virtuales: locales de pizza, consultorios dentales y tiendas de comics. Las conversiones, incluso, pueden hacerse en algunas tiendas de conveniencia, como 7Eleven. El 56% de los mexicanos no posee una cuenta bancaria, según la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera, y podrían encontrar en las monedas virtuales una alternativa. El uso de las criptomonedas en México se ha convertido en un abanico de posibilidades.
Fuente: https://elpais.com/tecnologia/2018/01/27/actualidad/1517018747_329248.html
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