(NICARAGUA) Devaluar el córdoba sería inevitable en abandono de régimen cambiario

Aplicar una devaluación real del córdoba, impulsar políticas de protección del poder del salario real, aumentar productividad, reducir la brecha comercial y romper la indexación de precio con el dólar, son algunas de las políticas que requeriría impulsar Nicaragua para desmantelar el actual régimen cambiario, que tiene 24 años de funcionamiento y que en lugar de beneficiar a la economía, como lo hizo en su momento, perjudica a casi todos los estratos económicos.
De manera casi imperceptible, el pasado 20 de junio de este año el cambio oficial de Nicaragua rebasó los 30 córdobas por dólar, una depreciación de la moneda frente al dólar que resulta ser tangible y dolorosa al nicaragüense cada vez que se percata que requiere más córdobas para pagar un crédito dolarizado mientras sus ingresos se mantienen invariables.
Abrir el debate para renunciar al actual régimen cambiario no es sencillo, incluso puede resultar doloroso, pero necesario, admiten economistas, que señalan que antes de dar ese paso Nicaragua requiere mejorar su posición económica y aplicar reformas estructurales para afrontar las consecuencias de haberle extendido la vida a un sistema que debió desaparecer tras haber cumplido su función hace más de dos décadas. Pero ningún gobierno desde entonces se ha atrevido a tocarlo. La razón: el costo político es alto.


Al respecto, ¿cuáles son esas condiciones? ¿Cuál es la ruta a seguir? ¿Después de varios años de crecimiento hay condiciones para desmantelar este sistema en desuso en el mundo? ¿Está preparado el Banco Central?
De entrada el economista Néstor Avendaño señala que aún no hay condiciones en Nicaragua para desmantelar el régimen cambiario, pero advierte que tampoco se está trabajando para crearlas. Pero, a medida que Nicaragua posponga la existencia de este régimen, la medida para curar el daño que este ha causado a la economía puede resultar dolorosa.
¿Depreciar el córdoba?
Entre los ajustes estructurales que requiere el país para renunciar a la actual política cambiaria, figura corregir el “anacrónico” déficit comercial externo, que equivale al 20 por ciento del Producto Interno Bruto. Y para ello,
Avendaño es tajante: “Hay que depreciar al córdoba, porque el córdobas con este régimen actual está muy apreciado, vale más de lo que debería valer”.
Esto permitiría —predice el economista— un abaratamiento en los costos de producción para los exportadores y vender de manera más competitiva en los mercados internacionales. Al aumentar los ingresos por exportaciones la brecha respecto a lo que se gasta por importaciones se reduciría.
El año pasado, según el informe anual del Banco Central, el déficit comercial de mercancía fue el principal componente que contribuyó con el déficit de cuenta corriente del país. En 2016, el déficit comercial ascendió a 3,227.6 millones de dólares, registrando un aumento de 7.1 por ciento con respecto a 2015. Este resultado se derivó de una reducción en el valor exportado y de un crecimiento moderado en las compras de la economía al exterior.
Más reformas
Paralelamente hay que atacar otros problemas estructurales, que no se pueden corregir con recursos propios, por lo que obtener financiamiento en términos concesionales será necesario y clave, según Avendaño.
Entre las necesidades que demandan soluciones figuran la baja productividad, la sostenibilidad financiera a largo plazo del Seguro Social, aumentar el acceso a la educación técnica y superior, acelerar el crecimiento económico, reducir los déficits de las instituciones públicas no financieras, impulsar una mejora en los salarios reales, entre otras.
Si se devalúa el córdoba para desmontar el actual régimen cambiario y no se implementan las reformas antes mencionadas, Avendaño advierte que pueden haber consecuencias peores que las que ha generado el sistema monetario.
Pero además, Avendaño explica que “antes de hacer una devaluación real del córdoba, hay que eliminar todos los mecanismos de indexación de precio, comenzando con la cláusula de mantenimiento de valor”. Al eliminar el mecanismo de indexación, Avendaño asegura que una minoría del sistema financiero nacional se vería afectado, al recordar que los depósitos en córdobas representan apenas el 10 por ciento del total, el restante está en dólares.
El director ejecutivo de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), Juan Sebastián Chamorro, dice que el país todavía no está preparado para esta discusión, al señalar que por ejemplo si se transita a un régimen cambiario flexible —que es la tendencia en el mundo— se necesita tener una balanza comercial equilibrada, pero Nicaragua aún depende del exterior.

Preparar al BCN
Todo este paquete de ajustes tendría que venir acompañado de una mejora en la capacidad técnica del Banco Central de Nicaragua, porque requerirá diseñar una nueva política monetaria y financiera, de tal manera que las tasas de interés se conviertan en un instrumento para administrar la inflación.
¿Cómo funcionaría este mecanismo de control de inflación mediante las tasas? “Si la inflación sube, hay que subir las tasas de interés para que la gente gaste menos y la inflación baje, y si la inflación cae, hay que bajar las tasas de interés para que la gente gaste más y suba la inflación”, afirmó.
“Para que se den estos ajustes, el Banco Central de Nicaragua necesita ser profundamente reformado, profundamente cambiado. La mentalidad operativa del Banco Central de Nicaragua no es compatible con el escenario que estamos hablando. Hay que preparar técnicamente a los empleados del Banco Central, especialmente a los conductores de la política monetaria, política cambiaria y política financiera”, advierte Avendaño.
De hecho, Chamorro señala que para transitar a otro régimen cambiario se requiere desarrollar un mercado cambiario y para ello la autoridad monetaria requeriría una “capacidad técnica bien montada” para intervenir los mercados. “No es que no se pueda hacer (el cambio de régimen), pero requiere de una reforma de innovación de parte del Banco Central de adaptarse al cambio, que actualmente no la tiene”, afirma.
Tanto Chamorro como Avendaño aseguran que para aplicar estas formas requieren que la confianza en el córdoba se fortalezca aún más de la actual.

Es un sistema predecible
El director ejecutivo de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), Juan Sebastián Chamorro, señala que entre las ventajas del actual sistema cambiario está que es predecible y con base a ello los agentes económicos pueden hacer proyecciones.
No obstante, Chamorro admite que debido a que el córdoba se ha apreciado está afectando a los exportadores, que en materia de precio son menos competitivos a nivel internacional.
El Fondo Monetario Internacional en su momento intentó plantearle a Nicaragua la necesidad de emigrar a otro régimen cambiario comenzando con hacer reducción en la tasa de deslizamiento, pero el solo hecho de mencionar el tema generó fuerte especulación he incertidumbre entre los agentes económicos.

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