Sentir Cubano esperaba este momento.
La tiendecita cerca de La Pequeña Habana que vende artículos de comida y souvenires cubanos ha estado haciendo un paciente trabajo de mercadeo a una preciada mercancía desde que abriera hace 15 años: un estuche de fiesta celebrando la muerte de Fidel Castro.
Por separado se venden botellas de salsa picante “Arde en el infierno, Fidel”.
El sábado, con Castro finalmente muerto luego de años de falsas alarmas, la dueña María Vázquez dijo que había vendido 120 kits en la tienda y más en internet. Sus ventas, que siempre son buenas en el fin de semana del Día de Acción de Gracias, aumentaron en un 50 por ciento. Vendió todas sus banderas cubanas.
Después del momento a lo Mago de Oz en Miami en la madrugada del sábado, decenas de miles de vecinos de la localidad pasaron el fin de semana en la calle. Vendedores callejeros pregonaban sombreros, botellas de agua, banderas y sellos. Las tiendas abrieron temprano y cerraron tarde.
Ese breve estallido de actividad pudo haber dado al sur de la Florida un empujón económico a corto plazo y mejorar la confianza de los consumidores, de acuerdo con los economistas.
“Es algo difícil de medir, pero las grandes noticias estimulan ciertamente los gastos”, dijo Sean Snaith, economista de la Universidad Central de la Florida. “La confianza de los consumidores en gran medida es un fenómeno psicológico”.
Snaith dijo que las noticias que unifican a las comunidades (puso como ejemplo cuando los Cubs de Chicago ganaron la serie mundial luego de 107 años sin ganar un solo campeonato) a menudo dan un empujoncito a la economía.
“Hacen que la gente abra el bolsillo”, dijo.
En lo que va del 2016, la economía del sur de la Florida no ha crecido con la misma rapidez que la del resto del estado. Eso se debe a tendencias macroeconómicas negativas tales como el virus zika, el dólar fuerte y las recesiones en América Latina. Una elección presidencial contenciosa no ayudó.
Un fin de semana de gastos no cambiará el cuadro general. Pero hace sentirse bien a los propietarios de negocios después de meses de malas nuevas.
En el restaurante La Carreta en el barrio predominantemente hispano de Westchester, el gerente Joaquín Perales reportó un aumento de las ventas de un 30 por ciento tras la muerte de Castro, haciendo del pasado uno de los fines de semana más productivos del año. Los artículos de mayor venta fueron clásicos culinarios cubanos: lechón, pastelitos y el cafecito dulce y fuerte.
“Fue una locura, pero todo el mundo estaba contento”, dijo Perales. “Todos cantaban y bailaban”.
Joaquín Delgado, quien salió de Cuba siendo muy joven, se unió el domingo por la noche a las gozosas celebraciones de la muerte de Castro en Miami. A la mañana siguiente, él y su esposa Pilar regresaron a tomar un desayuno ligero al Versailles, el restaurante cubano que es el corazón del sentimiento anticastrista en Estados Unidos. Normalmente, el matrimonio, que llevan 44 años de casados, no hubiera regresado tan pronto. “Queríamos ver de nuevo el entusiasmo de toda esta gente”, dijo Delgado, ingeniero retirado que gastó unos $9 en croquetas y café cubano. Personas de otros lugares vinieron asimismo al Versailles a comer y a mirar la muchedumbre. Cualquier mejoría a largo plazo en la economía del sur de la Florida dependerá de la posición que el presidente electo Donald Trump adopte con respecto a la aislada nación isleña. No está claro si él continuará el deshielo de las relaciones con Cuba iniciado por la administración de Obama.
Publica: elnuevoherald.com
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