Los nicaragüenses acuden a las urnas este domingo para elegir un Gobierno que afiance el crecimiento económico y sortee las sanciones financieras promovidas en Estados Unidos, que buscan impedir desembolsos a Nicaragua si no brinda espacios a la democracia.
Nicaragua, el segundo país más empobrecido de América Latina, sólo superado por Haití, también afronta los comicios con una caída gradual -y ahora incierta- de la cooperación venezolana, la millonaria ayuda que el Gobierno de Daniel Ortega maneja al margen del presupuesto nacional.
Además, con el reto de diversificar su producción, buscar nuevos mercados, atraer mayores inversiones y con la esperanza puesta en el polémico proyecto de construir un canal interoceánico que, según el Ejecutivo nicaragüense, duplicaría el producto interno bruto (PIB) del país.
Con un PIB de 12.692,5 millones de dólares y un ingreso per cápita de 2.026,7 dólares, Nicaragua proyecta crecer este año entre 4,5 % y 5 %, con una inflación que se situará entre el 4,5 % y el 5,5 %.
El PIB de Nicaragua creció un 4,9 % en 2015; 4,6 % en 2014; un 4,5 % en 2013; un 5,6 % en 2012; y un 6,2 % en 2011, según datos oficiales.
"Esta es la primera vez, desde 1990, que tenemos cinco años consecutivos de crecimiento por encima del 4 %", dijo recién el presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), José Adán Aguerri.
Para Aguerri, ese crecimiento sostenido es un logro de la alianza de consenso entre el sector privado, sindicatos y Gobierno, que ha permitido a Nicaragua gozar de estabilidad económica y ser el país de la región, después de Panamá, con mayor crecimiento en el último lustro.
El crecimiento promedio de Nicaragua entre el 2000 y 2004 fue de un 3,1 %; y de 2005 a 2009 bajó a un 2,8 % producto de la crisis económica internacional.
"Ortega heredó la mesa servida por Enrique Bolaños", que gobernó Nicaragua de 2002 a 2007, expuso el sociólogo Humberto Belli en un análisis sobre el comportamiento económico en los últimos 10 años.
Belli, ministro de Educación durante la Administración de Violeta Chamorro (1990-1997), alegó además que Ortega ha capitalizado "la ayuda excepcional venezolana, inmensa, secreta, de libre disponibilidad".
"Ningún otro Gobierno en la historia de Nicaragua antes había gozado de ese tipo de flujo de dinero, sin condiciones, y que no tenía necesidad de presentarse en los presupuestos", razonó.
La cooperación de Venezuela, que suman 4.659,7 millones de dólares desde que Ortega retornó al poder en enero de 2007 y que se concentra en el área de préstamos petroleros, ha venido sin embargo disminuyéndose gradualmente desde el 2103.
"Qué ocurre entonces cuando los fondos del presupuesto paralelo disminuyen notablemente?", se preguntó el analista Arturo Cruz, en reciente conferencia con funcionarios, empresarios y diplomáticos.
Qué las tasas de crecimientos de 5 % promedio anual "serán más difíciles de obtener en un contexto internacional incierto, que no favorece a los precios internacionales de nuestras principales exportaciones", argumentó.
La otra amenaza a la economía nicaragüense es una ley promovida en Estados Unidos para que las instituciones financieras frenen los préstamos a Nicaragua hasta que este país celebre unas elecciones "libres, justas y transparentes".
El proyecto de ley, aprobado por unanimidad en septiembre pasado por la Cámara de Representantes, tiene como fin hacer que la Administración estadounidense se oponga a la concesión de préstamos al Gobierno de Managua, de 250 millones de dólares a 300 millones de dólares anuales, exceptuando los destinados a satisfacer las necesidades básicas humanas.
El asesor presidencial para asuntos económicos de Nicaragua, Bayardo Arce, ha pedido calma al respecto y esperar a ver en que termina esa iniciativa.
No obstante, para el analista Cruz, esa decisión provocó un "sorprendente acercamiento" del Gobierno con la OEA para establecer un mecanismo de negociación que eleve la credibilidad de los procesos electorales a partir del próximo quinquenio, facilitando inclusive la sucesión presidencial en el 2021, y así evitar esa sanción.
Según Cruz, si Ortega, favorito para su cuarto mandato y tercero consecutivo, acepta reformas en el modo de hacer política, es posible que Nicaragua siga creciendo los próximos cinco años, pero si eso no ocurre, "se corre el riesgo de volver a perder lo recuperados durante estos últimos años".
Bajo ese escenario, unos 4,34 millones de nicaragüenses están habilitados para elegir el 6 de noviembre a un presidente, vicepresidente, 90 diputados ante la Asamblea Nacional y 20 representantes ante el Parlamento Centroamericano.
Fuente: el economista net
Nicaragua, el segundo país más empobrecido de América Latina, sólo superado por Haití, también afronta los comicios con una caída gradual -y ahora incierta- de la cooperación venezolana, la millonaria ayuda que el Gobierno de Daniel Ortega maneja al margen del presupuesto nacional.
Además, con el reto de diversificar su producción, buscar nuevos mercados, atraer mayores inversiones y con la esperanza puesta en el polémico proyecto de construir un canal interoceánico que, según el Ejecutivo nicaragüense, duplicaría el producto interno bruto (PIB) del país.
Con un PIB de 12.692,5 millones de dólares y un ingreso per cápita de 2.026,7 dólares, Nicaragua proyecta crecer este año entre 4,5 % y 5 %, con una inflación que se situará entre el 4,5 % y el 5,5 %.
El PIB de Nicaragua creció un 4,9 % en 2015; 4,6 % en 2014; un 4,5 % en 2013; un 5,6 % en 2012; y un 6,2 % en 2011, según datos oficiales.
"Esta es la primera vez, desde 1990, que tenemos cinco años consecutivos de crecimiento por encima del 4 %", dijo recién el presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), José Adán Aguerri.
Para Aguerri, ese crecimiento sostenido es un logro de la alianza de consenso entre el sector privado, sindicatos y Gobierno, que ha permitido a Nicaragua gozar de estabilidad económica y ser el país de la región, después de Panamá, con mayor crecimiento en el último lustro.
El crecimiento promedio de Nicaragua entre el 2000 y 2004 fue de un 3,1 %; y de 2005 a 2009 bajó a un 2,8 % producto de la crisis económica internacional.
"Ortega heredó la mesa servida por Enrique Bolaños", que gobernó Nicaragua de 2002 a 2007, expuso el sociólogo Humberto Belli en un análisis sobre el comportamiento económico en los últimos 10 años.
Belli, ministro de Educación durante la Administración de Violeta Chamorro (1990-1997), alegó además que Ortega ha capitalizado "la ayuda excepcional venezolana, inmensa, secreta, de libre disponibilidad".
"Ningún otro Gobierno en la historia de Nicaragua antes había gozado de ese tipo de flujo de dinero, sin condiciones, y que no tenía necesidad de presentarse en los presupuestos", razonó.
La cooperación de Venezuela, que suman 4.659,7 millones de dólares desde que Ortega retornó al poder en enero de 2007 y que se concentra en el área de préstamos petroleros, ha venido sin embargo disminuyéndose gradualmente desde el 2103.
"Qué ocurre entonces cuando los fondos del presupuesto paralelo disminuyen notablemente?", se preguntó el analista Arturo Cruz, en reciente conferencia con funcionarios, empresarios y diplomáticos.
Qué las tasas de crecimientos de 5 % promedio anual "serán más difíciles de obtener en un contexto internacional incierto, que no favorece a los precios internacionales de nuestras principales exportaciones", argumentó.
La otra amenaza a la economía nicaragüense es una ley promovida en Estados Unidos para que las instituciones financieras frenen los préstamos a Nicaragua hasta que este país celebre unas elecciones "libres, justas y transparentes".
El proyecto de ley, aprobado por unanimidad en septiembre pasado por la Cámara de Representantes, tiene como fin hacer que la Administración estadounidense se oponga a la concesión de préstamos al Gobierno de Managua, de 250 millones de dólares a 300 millones de dólares anuales, exceptuando los destinados a satisfacer las necesidades básicas humanas.
El asesor presidencial para asuntos económicos de Nicaragua, Bayardo Arce, ha pedido calma al respecto y esperar a ver en que termina esa iniciativa.
No obstante, para el analista Cruz, esa decisión provocó un "sorprendente acercamiento" del Gobierno con la OEA para establecer un mecanismo de negociación que eleve la credibilidad de los procesos electorales a partir del próximo quinquenio, facilitando inclusive la sucesión presidencial en el 2021, y así evitar esa sanción.
Según Cruz, si Ortega, favorito para su cuarto mandato y tercero consecutivo, acepta reformas en el modo de hacer política, es posible que Nicaragua siga creciendo los próximos cinco años, pero si eso no ocurre, "se corre el riesgo de volver a perder lo recuperados durante estos últimos años".
Bajo ese escenario, unos 4,34 millones de nicaragüenses están habilitados para elegir el 6 de noviembre a un presidente, vicepresidente, 90 diputados ante la Asamblea Nacional y 20 representantes ante el Parlamento Centroamericano.
Fuente: el economista net
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