La semana pasada no fue portadora de grandes noticias en el frente macroeconómico. China registró el crecimiento más débil desde la crisis financiera, Japón divulgó una brusca caída en el crecimiento de sus exportaciones mientras que los economistas redujeron sus previsiones de inflación en la zona euro.
Estos acontecimientos, junto con cifras tanto positivas como negativas en EE.UU., aumentan la probabilidad de que la Fed no modifique las tasas de interés de corto plazo durante el resto del año, según analistas y operadores del mercado. La desaceleración económica y las políticas de estímulo de los bancos centrales en las otras grandes economías del mundo mantendrán probablemente a raya las tasas de interés de largo plazo en EE.UU. e incentivarán, al menos en un comienzo, la compra de activos más riesgosos como acciones, bonos de empresas y materias primas, indicaron.
La Fed ha reiterado hasta el cansancio que un alza de la tasa de fondos federales, su referencia de corto plazo, sigue siendo una posibilidad este año. Muchos analistas, no obstante, opinan que el banco central es renuente a subir las tasas antes de tiempo. Si son demasiado enérgicos, advierten, el banco central estadounidense corre el riesgo de hacer descarrilar la tenue recuperación de la economía del país norteamericano o desatar una nueva oleada de ventas en los mercados emergentes, como sucedió a mediados de año.
“El mercado de bonos no cree en los comentarios de la Fed de un incremento de las tasas antes de fin de año”, señala Jason Evans, cofundador del fondo de cobertura neoyorquino NineAlpha Capital LP. “La Fed está en una situación difícil”.
Incluso si los inversionistas estén equivocados, un alza de tasas de la Fed podría generar una reacción muy negativa en los mercados, advierten operadores y gestores de fondos.
Los contratos a futuro asignan una probabilidad de 8% a un incremento de las tasas en la reunión de esta semana, según datos de CME Group. Las probabilidades de que el banco central eleve las tasas en el encuentro previsto para el 15 y 16 de diciembre ascienden a 37%, frente a 44% hace un mes.
El valor neto de los contratos a futuro de eurodólares, es decir los depósitos en dólares en bancos en Europa u otros países fuera de EE.UU., llegó a US$526.000 millones en la semana concluida el 13 de octubre, su mayor nivel desde mayo de 2013. Los futuros en eurodólares son una herramienta popular entre los inversionistas que tratan de protegerse de un aumento de las tasas o especular acerca de los próximos pasos de la Fed. Un inversionista que compra un contrato a futuro apuesta a que la tasa de fondos federales permanecerá en cero durante un lapso más prolongado, lo que incrementa el valor del contrato.
El rendimiento del bono del Tesoro estadounidense a 10 años se ubicó en 2,081% el viernes, frente a un máximo de 2,5% en junio. La caída refleja la debilidad de la economía, la baja inflación y las expectativas de que las tasas de interés no subirán rápidamente.
Las previsiones sobre la dirección de tales rendimientos han seguido descendiendo, lo que refleja el estancamiento de la economía global. J.P. Morgan Chase & Co. proyectó en enero que el rendimiento del bono del Tesoro de EE.UU. a 10 años alcanzaría 2,4% en diciembre, pero ahora redujo tal previsión a 2,25%. La proyección de Morgan Stanley, en tanto, bajó de 2,85% a 2,3% y la de Bank of America de 2,75% a 2,35%. Goldman Sachs Group Inc. moderó su previsión de 2,5% a 2,3%.
Mientras tanto, los rendimientos de los bonos soberanos en Europa y Japón son incluso más bajos. El bono del Tesoro alemán a 10 años rindió 0,510% el viernes y el del gobierno británico llegó a 1,866%. El bono a 10 años del gobierno japonés tuvo un rendimiento de 0,307%.
“Los bonos del Tesoro estadounidense parecen activos de alto rendimiento” en comparación, ironizó Nick Gartside, director de inversión en renta fija de J.P. Morgan Asset Management, que administra unos US$1,8 billones.
En todo caso, nadie descarta un alza de tasas. La Fed podría subirlas en diciembre si las cifras muestran un fortalecimiento de la economía estadounidense en los próximos dos meses, vaticinan numerosos inversionistas.
Los datos más recientes, sin embargo, han sido débiles y han generado preocupación de que el enfriamiento global esté contagiando a EE.UU. Las empresas crearon unos modestos 142.000 empleos en septiembre y los trabajos generados en julio y agosto fueron revisados a la baja y sumaron 59.000 combinados, informó el Departamento del Trabajo.
Las señales de alerta de la economía global han sido más claras y los bancos centrales se aprestan a estimular sus economías. El Banco Central Europeo indicó el jueves que la puerta está abierta para expandir su programa de compra de bonos mientras que el Banco Popular de China redujo las tasas de interés el viernes por sexta vez en 12 meses. El Banco de Japón se reunirá el viernes en medio de las expectativas de nuevas medidas de estímulo.
La reducción de las tasas de interés en China ha reanudado los temores de que se acelere la fuga de capitales conforme se desacelera la economía lo que, en última instancia, obligaría a las autoridades a seguir devaluando el yuan frente al dólar. Después de pasar años comprando bonos del Tesoro de EE.UU. para contener la apreciación de su divisa, China ahora los vende para apuntalar el yuan ante las salidas de capital.
Uno de los principales riesgos de un incremento de las tasas de interés en EE.UU. es que se reanuden las apuestas a favor de un alza del dólar que causaron estragos en los mercados globales este año. Un alza de tasas imprevista por parte de la Fed podría generar un escenario en el que “el dólar se apreciaría, habría presión sobre los mercados emergentes y los commodities y volveríamos a experimentar las turbulencias de agosto”, dijo Zhiwei Ren, director ejecutivo y gestor de portafolio de Penn Mutual Asset Management Inc.
Fuente: The Wall Street
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