EE.UU. es más vulnerable a los males de los mercados emergentes

Hay similitudes inquietantes entre las crisis financieras de finales de los años 90 y los problemas que han afectado últimamente a la economía global. La diferencia hoy es que la economía y el mercado bursátil de Estados Unidos pueden ser más vulnerables que hace dos décadas.

La crisis financiera asiática de 1997 y la crisis de la deuda rusa de 1998 tuvieron un efecto durísimo en las finanzas y la economía de los países emergentes. Pero esas tormentas globales apenas rozaron la economía de EE.UU., en gran parte debido a que las caídas en los precios de la gasolina, la inflación y las tasas de interés que aquellas crisis ayudaron a desatar, impulsaron el poder adquisitivo de los consumidores estadounidenses.

En la actualidad, EE.UU. enfrenta una situación similar. La desaceleración de China y el posterior colapso de los precios de las materias primas han puesto a las economías en desarrollo contra las cuerdas. Las exportaciones de EE.UU. y las operaciones en el extranjero de empresas como Caterpillar Inc. y DuPont Co. están sufriendo, mientras que la caída de los precios de la gasolina y los productos importados y las bajas tasas de interés favorecen a los consumidores.

Pero esta combinación de factores puede perjudicar a EE.UU. con más fuerza e infligir daños de más largo plazo en las acciones que lo visto previamente. Esto podría hacerse evidente a medida que las empresas empiezan a reportar sus resultados del tercer trimestre.

Esto se debe a que el mayor peso que hoy tienen los países en desarrollo los vuelve más importantes para EE.UU. que en el pasado, mientras que el poder de compra y la voluntad de gasto de los consumidores estadounidenses están perdiendo influencia. La advertencia del miércoles sobre las ganancias de Wal-Mart Stores Inc. y el débil informe de ventas minoristas de septiembre del Departamento de Comercio de EE.UU. ponen esto último de relieve.

Según estimaciones del Fondo Monetario Internacional, los países en desarrollo representan hoy 40% del Producto Interno Bruto mundial en comparación con 22% en 1997. En el mismo período, el valor combinado de las exportaciones e importaciones de EE.UU. pasó de 23% a 30% del PIB, lo que ha aumentado su exposición comercial al resto del mundo.

La creciente importancia de los países en desarrollo se refleja en el lugar en que las empresas estadounidenses hacen negocios. En 2013, el último año para el que el Departamento de Comercio tiene datos disponibles, 63% de las ventas de filiales extranjeras en las que empresas estadounidenses tienen una participación controladora tuvieron lugar en países que no pertenecen al G7 (las siete principales economías del mundo). En 1997, ese porcentaje era de 47% para las multinacionales estadounidenses.
ENLARGE
La dependencia de las empresas de EE.UU. de las ventas registradas fuera del país norteamericano ha ido en aumento. Apple Inc., actualmente la mayor empresa estadounidense por valor de mercado, realizó el año pasado 62% de sus ventas en el extranjero, en comparación con 50% en 1997. General Electric Co. registró el 52% de sus ventas fuera de EE.UU. en comparación con 42% en 1997, cuando era la empresa más grande de ese país. 
Este aumento a la exposición global significa que EE.UU. tiene un mayor riesgo en el frente comercial que el enfrentado en 1998, cuando un creciente déficit comercial redujo la expansión del PIB en 1,1 puntos porcentuales. Hay efectos indirectos también. Las empresas con operaciones en problemas en el extranjero pueden reducir sus planes de expansión dentro de EE.UU., y una caída de los precios de las acciones puede frenar la confianza de los inversionistas en la economía.
A pesar de que los consumidores han sido últimamente el factor más positivo de la economía estadounidense, los bajos precios de la gasolina, el aumento del poder adquisitivo y las bajísimas tasas de interés no están generando el mismo tipo de entusiasmo.

La firma de pronósticos económicos Macroeconomic Advisers estima que en el tercer trimestre el gasto de los consumidores aumentó en EE.UU. a una tasa anual de 3,4%. Es un aumento sólido, pero muy lejano del 6% registrado en el cuarto trimestre de 1998, cuando la crisis de la deuda rusa estaba en pleno apogeo. Y si los problemas globales están empezando a dejarse sentir sobre el mercado laboral de EE.UU., como sugieren los débiles datos que arrojan los informes de septiembre, el ritmo del gasto podría estar camino a disminuir.

Del mismo modo, pese a que el mercado inmobiliario está mostrando cierta mejoría, no está proporcionando mucho impulso. Una razón es que después de la crisis de vivienda, este mercado no representa una tajada tan grande de la economía.

Aunque EE.UU. puede estar lidiando hoy con un conjunto de factores positivos y negativos similar al de finales de los años 90, sería un error pensar que la economía y el mercado de valores están en condiciones para escapar a los problemas de los mercados emergentes tan fácilmente como lo hicieron en aquel momento. Puede que una recesión no esté a la vista, pero tal vez sí una desaceleración que disminuya aún más las ganancias corporativas.
The Wall Street Journal

Comentarios

Envíanos un mensaje

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *