Macarena Vidal Liy /
Manuel V. Gómez
Pekín
/
Madrid
24 AGO 2015 - 17:58 CEST
El lunes 24 de agosto lleva camino de hacerse un hueco entre los peores
días para las Bolsas de todo el mundo en los últimos años. Esto no es
cualquier cosa en unos mercados que desde agosto de 2007, cuando estalló
la crisis de las hipotecas subprime en Estados Unidos,
registran bastantes jornadas dignas de enmarcar en los libros de
historia por aciagas para los inversores. Al cierre, el Ibex se dejó un
5,01%, su mayor caída desde el verano del rescate a España, el de 2012.
Los valores más afectados fueron Arcelor (-9,2%), Repsol (-8,03%) y
Santander (-6,68%).
Wall Street ha arrancado la sesión bajo una intensa presión.
El Dow Jones, el índice de referencia del parqué neoyorquino, perdió de
golpe cerca de 1.100 puntos o más de un 6% en el momento de sonar la
campana. Es la caída más brusca en el inicio de la jornada bursátil
desde septiembre de 2008. El castigo en el Nasdaq fue mayor, del 8,5%,
informa Sandro Pozzi. Media hora después las pérdidas
se moderaron y quedaron en la mitad. El cierre de Europa ayudó a calmar
aún más los ánimos y se limitó de nuevo al 1,5%.
La semana ha comenzado teñida de rojo por la preocupación sobre la marcha de la economía china —que las últimas medidas del régimen
no han servido para allanar— y como reacción a los descensos del
viernes pasado en las principales plazas europeas y estadounidenses. Y
como si de un círculo se tratara, los desplomes de los mercados
asiáticos se han contagiado a Europa.
El índice de referencia de las Bolsas chinas,
el de Shanghái, han cedido un 8,49% al cierre. Es la mayor que ha
registrado este índice en este verano que se está convirtiendo en una
pesadilla para los inversores en renta variable en el gigante asiático.
De hecho, es la mayor caída desde julio de 2007.
El otro gran índice chino, el de Shenzhen, más
centrado en títulos de tecnológicos, ha perdido un 7,7%. No hay que irse
tan atrás para encontrar un retroceso mayor, pero sí que es de los
mayores de este terremoto estival.
En Japón, las acciones del mayor índice del
país, el Nikkei, han cerrado este lunes con un descenso del 4,61%. El
yen, considerado una moneda refugio en tiempos turbulentos, se apreciaba
por cuarta jornada consecutiva frente al dólar. Si el jueves anterior
la cotización de la divisa estadounidense llegaba a los 124 yenes, este
lunes se ha situado en 120,79 yenes, un golpe para los exportadores
nipones.
El índice Hang Seng en Hong Kong se ha dejado
un 5,17%, un castigo más leve que el de las Bolsas chinas pero
igualmente relevante para un selectivo tradicionalmente estable. Las
Bolsas en Australia, Singapur o Malasia también registraban retrocesos.
El Ibex cae a su mínimo desde enero
En Europa, todas las Bolsas han seguido el camino marcado por Asia . El Ibex 35
ha empezado la sesión con caídas superiores al 6,5% y ha perdido más
conforme transcurría la sesión. Poco antes de las dos de la tarde el
selectivo se situaba en los 9.860,7 puntos.
En poco más de un mes, el Ibex 35 ha cedido más
de un 13%. El índice se encuentra por debajo de los niveles que marcó
en los momentos de mayor inestabilidad en Grecia de los pasados meses de
junio y julio, cuando el riesgo de ruptura del euro se elevaba. El
índice se encuentra en su nivel más bajo desde enero.
Entre los valores del Ibex 35, Gamesa, con
fuerte presencia en China, junto con ArcelorMittal y Acerinox (dos
firmas muy expuestas a la demanda de acero) encabezan las pérdidas.
Las pérdidas también han crecido en el resto de
Europa. Las caídas de París y Fráncfort han llegado a situarse en el
entorno del 5%. El miedo en Alemania, atenuado poco después de las dos y
media de la tarde, ha llegado por la exposición de varias grandes
empresas alemanas al mercado chino.
Preocupación por China
El nerviosismo de los inversores
viene alimentado por la preocupación acerca de la economía china, la
segunda del mundo, y el temor a que la ralentización pueda ser más
profunda de lo esperado. En el segundo trimestre del año creció a un
ritmo del 7%, el más lento desde 2009. El 11 de agosto, el Banco Popular
de China (central) anunció por sorpresa una devaluación del renminbi,
la mayor semanal en 21 años y una medida que las autoridades económicas
del país habían descartado públicamente en varias ocasiones con
anterioridad. Desde la puesta en marcha de la iniciativa, encaminada a
alentar un sector exportador que había sufrido fuertes caídas, los
valores en todo el mundo han perdido en torno a los 5 billones de euros.
El viernes, los datos oficiales mostraban una
contracción en el sector manufacturero chino en las primeras tres
semanas de agosto a un ritmo desconocido desde el estallido de la crisis
financiera global.
El anuncio este domingo de que el Gobierno
chino permitirá al principal fondo de pensiones estatal invertir en
Bolsa no ha sido suficiente para contrarrestar los temores. El fondo
podrá invertir hasta el 30% de sus activos netos en acciones que coticen
en los mercados nacionales y otros instrumentos financieros. La idea es
intentar inyectar liquidez en los mercados de renta variable tras la
huida de muchos pequeños ahorradores, que han visto sus fondos decrecer.
La Bolsa china acumula una bajada superior al
30% desde las fuertes correcciones de julio y se sitúa en mínimos de los
último cinco meses. Y las autoridades no están consiguiendo transmitir a
los inversores un mensaje de estabilidad.
En una rueda de prensa el domingo, el director
ejecutivo del Fondo Monetario Internacional para Italia y Grecia, Carlo
Cottarelli, quiso lanzar un mensaje de tranquilidad. La institución
financiera calcula para este año un crecimiento del 6,8% para la segunda
economía del mundo. La ralentización china y la caída de sus acciones
son un ajuste “necesario”, por lo que hablar de una crisis “es
absolutamente prematuro”, subrayó Cottarelli.
Caída del petróleo
El brent, crudo de referencia en Europa, se
situaba esta mañana por debajo de los 45 dólares por barril por primera
vez desde marzo de 2009, hace casi seis años y medio. El crudo
estadounidense también está en sus mínimos desde la crisis financiera.
Su descenso ha provocado ya la cancelación de proyectos de inversión multimillonarios y el despido de decenas de miles de trabajadores de las petroleras.
Fuente: Elpaís.com
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