PATRICIA LAYA (BLOOMBERG)
Caracas
23 JUN 2015 - 11:54 CEST
La escasez y el tipo de cambio artificial provocan que el precio de los móviles se dispare
María Verónica Fernández fue a ocho comercios de Caracas para agregar su nombre a una lista de espera para comprar un teléfono móvil que ni siquiera le gusta. Después que le robaron su Samsung Galaxy S4 a punta de pistola en mayo, Fernández, de 24 años, inició un peregrinaje por las tiendas que los venezolanos conocen demasiado bien, en un país que tiene la inflación más alta del mundo, escasez crónica de alimentos y alta delincuencia.
“Es la misma sensación de impotencia como cuando uno tiene que ir a tres o cuatro supermercados en busca de papel higiénico o aceite o harina”, dijo Fernández. Tras varias semanas de espera, compró un Samsung Galaxy Fame, un teléfono más simple con menos funciones. “Por lo menos, si me lo roban, no me dolerá tanto”.
Conseguir un smartphone de alta gama es impensable. En Venezuela, la falta de existencias y la escasez de dólares hacen que este año sea más difícil comprar cualquier teléfono móvil. En 2015 sólo se venderán 4,9 millones, según los cálculos de Pyramid Research. Esto representa una caída del 46% respecto de los casi 9 millones que se vendieron en 2012. La reducción del número de usuarios en Venezuela es una anomalía en América Latina, que tuvo un crecimiento de más del 4% el año pasado, según eMarketer.
Al país le resulta difícil encontrar suficientes dólares para pagar las importaciones de productos básicos y ni hablar de los dispositivos móviles. Ello se debe a que el petróleo representa el 95% de las exportaciones venezolanas y a que los precios locales del crudo cayeron un 50% en la segunda mitad del año pasado. En lugar de importar teléfonos directamente de los fabricantes, los proveedores de servicios móviles y los vendedores se ven obligados a tratar con un intermediario gubernamental, Telecom Venezuela, al que la escasez de dólares le dificulta cumplir con los pedidos.
Reparaciones y repuestos
Eduardo Eckholt, dueño de la tienda Celular Premium del centro comercial Paseo Las Mercedes de Caracas, dijo que el control de las importaciones de teléfonos le hace muy difícil conseguir los últimos modelos. Ahora se dedica principalmente a reparar aparatos y vender repuestos. “Estoy en este negocio desde hace 18 años y veo que la gente prefiere reparar su teléfono antes que comprar uno nuevo”, dijo Exkholt, de 53 años.La escasez de modelos 4G, que son los de mayor demanda, obliga a los venezolanos a recurrir al mercado negro y a exponerse a un robo.
“Si uno tiene un teléfono lindo, en algún momento se lo van a robar si lo muestra en la calle”, señaló Tina Lu, asesora sénior de Counterpoint en Buenos Aires. “Y si quiere comprar uno, le va a costar un ojo de la cara”.
Los costes también se ven exacerbados por la inflación galopante. La tasa anual fue del 69% en diciembre, el último mes del que el banco central proporcionó datos. Barclays Plc informó el 20 de mayo que la tasa actualmente estaba en “tres dígitos”.
Controles de cambio
Fernández pagó 17.000 bolívares por su teléfono 3G Fame, lo que equivale a alrededor de 2.700 dólares al tipo de cambio oficial principal. 17.000 bolívares equivale a 2,3 meses de sueldo al salario mínimo.El país ha mantenido estrictos controles de divisas desde 2003. Sin embargo, con la aceleración de la inflación al ritmo más rápido del mundo, la gente quiere dólares para proteger sus ahorros.
Algunos venezolanos intentan utilizar una asignación anual, establecida por el Gobierno, para obtener dólares a uno de los tipos de cambio oficiales para comprar teléfonos a través de sitios web como Amazon.com, según Lu. Las tarifas oficiales son 6,3 y 12 bolívares por dólar y son principalmente para bienes prioritarios autorizados por los gobiernos, incluyendo alimentos y medicinas.
Sin embargo, el Gobierno ha endurecido los desembolsos debido a que la caída de los ingresos del petróleo supone que hay menos dólares para repartir. Eso, combinado con una escasez de inventario, ha hecho que los nuevos dispositivos móviles estén muy cotizados. El iPhone 6 de Apple se vende por alrededor de 300.000 bolívares (lo que equivale a 47.600 dólares al tipo de cambio oficial) en el sitio de comercio electrónico local Mercado Libre, aproximadamente 41 veces el salario mínimo mensual del país, de 7.325 bolívares.
[Es un ejemplo más que demuestra que el tipo de cambio oficial de 6,3 bolívares por dólar es completamente ficticio. Por eso, cuando se trasladan precios a dólares al tipo de cambio oficial, los resultado son absurdos, se trate de un iPhone, de ropa o de un Big Mac de McDonald's y eso lleva a que en algunas comparaciones que toman el tipo de cambio oficial, Caracas aparezca como la ciudad más cara del mundo. El Gobierno de Nicolás Maduro se resiste a cambiarlo para tratar de negar la vertiginosa devaluación de la moneda, que ha perdido la mayor parte de su valor durante su mandato. El billete de mayor denominación, el de 100 bolívares, vale poco más de 20 céntimos de euro al tipo de cambio paralelo].
Venezuela introdujo un tercer tipo de cambio en febrero, ahora situado en cerca de 200 bolívares por dólar, para los que no son capaces de conseguir moneda estadounidense a los tipos preferenciales. Aunque ese cambio se acerca algo más a la realidad económica de fondo, aún queda el mercado negro, donde el bolívar se ha hundido y el dólar se cotiza a unos 456 bolívares. Ese cambio llevaría el coste del iPhone 6 a algo menos de 700 dólares. [Otras comparaciones muestran que ese cambio paralelo es el que mejor refleja la equivalencia con el dólar para productos importados].
Escasez aguda
Para muchos venezolanos, los smartphones son prácticamente un lujo. La escasez de dispositivos de Venezuela es tan aguda que la disponibilidad es a menudo restringida a sólo dos o tres tiendas en toda Caracas, dijo Lu de Contrapunto. Los últimos iPhones son casi imposibles de encontrar, y las tiendas ofrecen en su mayoría teléfonos fabricados en China de empresas como Huawei y ZTE, y algunos modelos de Samsung, Nokia o LG."La gente va a las tiendas de los compañías telefónicas y ve que no puede encontrar los teléfonos" que quiere, señala Guillermo Hurtado, analista de Pyramid Research, en una entrevista telefónica desde Boston.
Eso hace que los teléfonos móviles sean muy rentables para los delincuentes.
Rubel Vásquez, subdirector de la policía de Chacao, un distrito de negocios del este de Caracas, dijo que los ladrones se aprovechan de la gente que camina o está en atascos de tráfico.
En Chacao, el delito más común es el robo de teléfonos móviles, que se lleva a cabo a menudo por ladrones en motocicleta, dijo Vásquez. Durante los últimos dos años, se registraron al menos 240 robos en el período enero-mayo sólo en Chacao, dijo. El número real es probablemente mayor, ya que no se denuncian todos los incidentes.
"Uno nunca sabe cómo va a reaccionar en una situación así", dijo Fernández, la mujer despojada de su teléfono a punta de pistola. "Al final, lo único que puedes hacer es arreglártelas como puedes".
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