Este libro es una explicación de las crisis
inflacionistas de las economías monetarias modernas. Su lectura, a
primera vista, parecerá difícil, pero su mensaje es sencillo. Al margen
de las mejoras que pueda procurarnos el avance tecnológico, nuestro
nivel de vida, es decir nuestro consumo real per cápita, sólo podrá
aumentar si somos capaces de adoptar «estructuras de producción» más
intensivas en «capital» o, lo que es lo mismo, estructuras que consumen
más cantidad de tiempo entre la aplicación de los factores originales
(tierra y trabajo) al proceso y la obtención de bienes aptos para consumir.
Sin embargo, la adopción de esta clase de estructuras de producción exige siempre el sacrificio de nuestro consumo presente (ahorro), y todo intento de eludir este sacrificio mediante la generación de dinero-crédito conduce a la crisis y destrucción de esa estructura en la depresión. De esta forma el libro Precio y Producción contiene el germen de una teoría macroeconómica distinta de la basada en la estabilización de la demanda y el poder de compra, que a partir del Tratado del dinero (1930) desarrolló Keynes en su Teoría General (1936) y que, a pesar de su éxito posterior, se resiente, entre otras cosas, de la falta de una teoría adecuada del proceso de producción.
La excelente traducción de Carlos Rodríguez Braun, la magnífica presentación de la obra que ha hecho José Luis Feito y las notas que el editor ha distribuido a lo largo del libro permiten al lector abrirse paso en los puntos más difíciles de este pequeño gran libro.
Sin embargo, la adopción de esta clase de estructuras de producción exige siempre el sacrificio de nuestro consumo presente (ahorro), y todo intento de eludir este sacrificio mediante la generación de dinero-crédito conduce a la crisis y destrucción de esa estructura en la depresión. De esta forma el libro Precio y Producción contiene el germen de una teoría macroeconómica distinta de la basada en la estabilización de la demanda y el poder de compra, que a partir del Tratado del dinero (1930) desarrolló Keynes en su Teoría General (1936) y que, a pesar de su éxito posterior, se resiente, entre otras cosas, de la falta de una teoría adecuada del proceso de producción.
La excelente traducción de Carlos Rodríguez Braun, la magnífica presentación de la obra que ha hecho José Luis Feito y las notas que el editor ha distribuido a lo largo del libro permiten al lector abrirse paso en los puntos más difíciles de este pequeño gran libro.
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