Martes 10 de junio de 2014
Brasil juega el futbol más bonito y aunque es el mayor ganador de mundiales, el país sede del evento deportivo más importante del año no tendrá un impacto de igual magnitud en la economía, consideran analistas financieros.
Brasil juega el futbol más bonito y por eso es el máximo ganador en copas del mundo. Pero esas habilidades no serán suficientes para que, como organizador del evento deportivo más importante del año, desaten un impacto económico de la misma magnitud con la que embellecen el deporte más popular del todo el orbe.
La euforia deportiva del mundial no levantará al país más futbolero. La economía brasileña, la más grande de América Latina, apenas tiene una expectativa de crecimiento de 1.8% para este año, muy por debajo del promedio de la región, que es de 2.5%.
Incluso, hay analistas que esperan que esa perspectiva se corrija a la baja, luego de que en el primer trimestre del año la tasa de expansión fue de sólo 0.2%.
Según especialistas, la organización del Mundial, cuya duración esde un mes, tiene un potencial sobre el Producto Interno Bruto (PIB) de entre 0.1 o hasta 0.2 puntos porcentuales adicionales al crecimiento inercial.
Aunque se trata de un evento con el potencial de transformar inversiones, el banco suizo UBS, afirma que pruebas empíricas revelan que el impacto económico de esta organización en países anfitriones es limitado.
Mundiales anteriores, como Francia en 1998 o Alemania en 2006, no detonaron mejorías sustanciales en indicadores claves como el turismo, empleo o el ingreso.
“La conclusión es que el verdadero crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) es inferior durante los años de las copas mundiales”, detalló la institución financiera en un análisis.
El scratch du oro parece tener la mesa puesta para ganar en su grupo de manera sencilla. Algunos vaticinan que Brasil goleará a Croacia, México y Camerún, sus primeros rivales en este evento.
Sin embargo, ni los goles, ni cada grito de aliento de los aficionados, ya ni decir de las inversiones en infraestructura, ni ser el gran captador de inversión extranjera directa en América Latina, lograrán animar una economía que se encuentra en franca desaceleración.
De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) la expectativa de crecimiento en Brasil, de sólo 1.8%, denota el bajo nivel de confianza empresarial, situación que afecta la inversión privada. Tampoco se trata de la hecatombe, los analistas tampoco vislumbran un escenario recesivo ni este año ni el próximo. Los fantasmas de la crisis económica que sacudieron a Grecia hace algunos años, quien organizó los Juegos Olímpicos en 2004, están lejos de repetirse en suelo carioca.
Para la organización de la Copa del Mundo el financiamiento que utilizó el país sudamericano en la construcción, modernización y remodelación de estadios, la edificación de vialidades, de aeropuertos y demás infraestructura ascendió a un total de 7 mil 828 millones de dólares.
Pese a la importante inyección de recursos, los analistas no consideraron que esto pudiera provocar algún desajuste a la economía brasileña.
En un estudio realizado en conjunto entre Ernst and Young Terco y Fundac¸a~o Getulio Vargas el impacto económico de la Copa del Mundo en Brasil en el largo plazo puede ser más pequeño que el de otros organizadores, dada la extensión geográfica de la nación sudamericana y el hecho de que la inversión es restringida en ciertas ciudades y estados.
Modelo agotado
El modelo económico que comenzó durante la gestión del presidente Lula Da Silva, parece haber ha agotado su primera parte, ya que terminaron los altos niveles de crecimiento y ahora hay inflación, apreciación de la moneda, baja productividad y presiones sociales, aunque hay aún estabilidad macroeconómica, afirmó el director general del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico, José Luis de la Cruz.
La deuda como proporción del PIB, considerando préstamos para la edificación de infraestructura del Mundial de futbol, es de 61%, es decir, está en niveles manejables, aunque se ha incrementado gradualmente, dijo De la Cruz.
Aunque, el director para México de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Hugo Beteta, afirmó que la economía brasileña siempre tuvo tendencia a la alta inflación y a las fuertes tensiones sociales, el problema ahora es que el régimen monetario bajo el cual se apreció el tipo de cambio daña a esa nación a pesar de que no tiene un comercio abierto como México.
Para el gobierno brasileño de Dilma Rousseff, los 7 mil 828 millones de dólares que se invirtieron en movilidad urbana, transporte público y modernización de aeropuertos, se recuperarán con creces y habrá un impacto positivo en el PIB, porque esperan que la derrama por la Copa Mundial sea de más de 13 mil 300 millones de dólares, 30 mil millones de reales.
El financiamiento para los estadios que fue de 3 mil 558 millones de dólares –8 mil millones de reales— no les generará problemas de acuerdo con la Presidencia de Brasil, ya que solamente la mitad del costo fueron préstamos del Banco Nacional de Desarrollo brasileño (llamado BNDES), el resto fueron recursos de gobiernos estatales, municipales y socios privados.
Sin embargo, para Beteta después de las elecciones presidenciales —de octubre de 2014— tiene que haber un replanteamiento político y económico, que incluya una política contracíclica para compensar el gasto y la inversión pública que se ha venido haciendo por el mundial de futbol.
El mundial para las empresas brasileñas tampoco ha sido un empuje para sus estados financieros; de hecho, la firma francesa Coface, aseguradora de crédito entre privados, afirmó que los casos de impagos se incrementaron 12.8% en 2013, al registrarse 874 casos.
Los mayores problemas están en el sector industrial en donde se observó una contracción en su producción de 0.8 % en el primer trimestre, además de que la inversión en dicho sector disminuyó 2.1%.
Parte de ello tiene que ver con que el poder adquisitivo de la población se redujo, pues la inflación anual a abril de 2014 fue de 6.28 %, afirmó la empresa Coface.
Nadie espera que la economía más futbolera del mundo caiga en recesión, pero si se vislumbran bajo crecimiento en los próximos años y que continúen las protestas por los deficientes servicios de infraestructura, salud, educación y transporte, coincidieron en mencionar Beteta, De la Cruz y s especialistas de Coface.
Desde afuera los inversionistas extranjeros ven a Brasil como una fuerte economía, lo que se comprueba con la captación de capital foráneo en 2013 por más de 64 mil millones de dólares de acuerdo con la Cepal.
Sin embargo, Coface aseguró que gran parte de los hombres de negocios pospusieron inversiones para los próximos años porque 2015 podría ser de ajustes, debido a que la presión inflacionaria que se registra al aumentar el control de precios se reflejará en ese año, a menos que se suba la tasa de interés.
Para el socio y director general de ATKearney, Ricardo Henaine, fue más optimista sobre el futuro de las inversiones en Brasil, pues aunque reconoció el impacto limitado de la Copa del Mundo, la nación sudamericana siempre será un actor importante para el destino de recursos de los hombres de negocios.
“Brasil seguirá siendo un país de gran apetito y atractivo para los inversionistas. Tiene un mercado interno grande y una clase media en ascenso que es la base de la pirámide para el consumo.
“Aunque el Mundial tendrá un impacto limitado este año, este país seguirá estando en el mapa de los hombres de negocios”, dijo. Respecto a las implicaciones políticas por la organización del evento deportivo, el banco UBS consideró que una victoria o incluso derrota del scratch du oro en la competición no debería tener un impacto significativo directo sobre los resultados de la elección presidencial en Brasil.
“No obstante, si la organización de la Copa demuestra ser un fracaso deportivo para Brasil, podría deslustrar la imagen del gobierno y ser un catalizador para un renacimiento de protestas sociales, lo cual podría impactar sobre la popularidad del gobierno”, indicó el especialista.
La selección brasileña de futbol tiene todo para salir campeona en la justa deportiva más importante del mundo.
Al menos en el papel parecen estar conscientes de no repetir otro Maracanazo que no solo pegue en el ánimo futbolero, sino en el sistema económico y político de la nación más grande América Latina.
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