China se vende como referente del libre comercio en la era Trump

El presidente chino Xi Jinping volvió a vender ayer a su país como el principal referente del libre comercio frente al ideario proteccionista al que se ha vinculado a su homólogo norteamericano, Donald Trump, en la inauguración del Foro de Cooperación de las Nuevas Rutas de la Seda en Pekín.

Arropado por 29 dirigente de todo el orbe entre los que figuraban jefes de estado como el ruso Vladimir Putin o el turco Recep Erdogan, representantes de cerca de 130 naciones y los máximos responsables de instituciones como Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, Xi Jinping defendió en el mismo tono poético que uso en todo su discurso inaugural los intercambios comerciales porque "el aislamiento conduce al retraso".
"Debemos construir una plataforma abierta de cooperación, así como mantener y hacer crecer una economía mundial abierta, una economía global e inclusiva", añadió el mandatario.
El mensaje choca de forma palmaria con el "América Primero" que defiende la nueva administración de Washington, cuya retirada del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica ha dejado un vacío que pretende ocupar Pekín con este ingente esfuerzo financiero que incluye la construcción de puertos, carreteras, trenes de alta velocidad, zonas de libre comercio y redes de comunicación a lo largo de la antigua Ruta de la Seda que unió Oriente con Occidente.

Influencia china

El despliegue de medios y logística y la amplia representación internacional -empañada tan sólo en parte por la ausencia de la mayor parte de los dirigentes del G7- confirmó la creciente influencia económica del estado asiático, que puede consolidarse con este magno proyecto (conocido por las siglas OBOR) que abarca a 65 países desde Indonesia a Estonia o Grecia en Europa que representan un 60% de la población y un 30% del PIB mundial.
Xi Jinping anunció un nuevo aporte de 124.000 millones de dólares entre dinero procedente del estado y aportaciones de bancos nacionales al OBOR, incluidos 14.500 millones que irán dirigidos al Fondo de inversiones creado al efecto.
Según el ministro chino de comercio, Zhong Shan, Pekín prevé importar hasta dos billones de dólares en el próximo quinquenio en productos procedentes de los estados incluidos en el OBOR.
Durante la jornada, los ministros de finanzas de 27 países, incluida China, aprobaron una normativa por la que se regirá la financiación de iniciativas a lo largo de la ruta que cubre el OBOR.

Más miembros en el AIIB

La pujanza financiera de China quedó asimismo de manifiesto ante el ingreso este sábado de otros siete países -incluidas dos naciones latinoamericanas como Bolivia y Chile- en el llamado Banco de Inversión en Infraestructura de Asia (AIIB), que ya agrupa a 77 países y cuyo presidente, el chino Jin Liqun, dijo que pensaba contar con 85 miembros al finalizar el año.
Constituido en julio de 2016, el AIIB se ha convertido en otro de los instrumentos de Pekín para generar una alternativa al sistema financiero internacional que ha regido durante décadas al amparo del liderazgo estadounidense.
Washington y sus principales aliados acogen con enorme recelo el OBOR al considerar que se trata de un simple instrumento para propagar a nivel mundial la influencia política de Pekín.
Frente a esta percepción, el presidente chino replicó que la Nueva Ruta de la Seda se basa en un "partenariado basado en el diálogo y no la confrontación, más que en alianzas" y dijo que China no pretende "interferir" en los asuntos de otras naciones, "exportar" su sistema político o "imponer nuestra voluntad". "Esperamos crear una gran familia de coexistencia armoniosa", puntualizó.
Los analistas y personajes como el presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, o la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, -ambos presentes en la capital china- alertaron sobre dos de los principales desafíos del OBOR: la posibilidad de que la ralentización de la economía china afecte al enorme volumen de capital que requieren todos estos planes y el hecho de que China intente supeditar su rentabilidad a objetivos políticos.
"Es un esfuerzo ambicioso y sin precedentes, pero la inversión estimada necesitará ser grande", observó Jim Yong Kim. "Cumplir con esta promesa no va a ser tarea fácil, pero si se lleva a cabo, puede reportar enormes beneficios", le secundó Lagarde.

El ministro español de Fomento, Iñigo de la Serna, que acompañó al presidente Mariano Rajoy al evento, incidió que el jefe del ejecutivo considera que esta iniciativa es el "proyecto del siglo". "España necesariamente tiene que estar ahí", agregó.

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