BCN confirma crecimiento de 4.7% del PIB

El Producto Interno Bruto (PIB) de Nicaragua tuvo un crecimiento de 4.7% en 2016 y ascendió a más de US$13,200 millones, según el Banco Central de Nicaragua (BCN).

El PIB, una de las formas de medir el crecimiento de la economía de un país, en los últimos tres años ha tenido un crecimiento mayor al 4.5%.
En 2016, el crecimiento de la economía del país fue impulsado, principalmente, por el dinamismo en la agricultura (5.2%), la industria manufacturera (3.6%), el comercio (5.8%), los servicios de intermediación financiera (9.8%) y otros servicios (4.9%).
Esas actividades económicas en conjunto aportaron 2.4 puntos porcentuales a ese crecimiento de 4.7%.
El BCN presentará hoy un informe completo sobre el desempeño económico en 2016.
Al ser consultados ayer por El Nuevo Diario, Juan Sebastián Chamorro, director ejecutivo de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), y Mario Arana, gerente general de la Asociación de Productores y Exportadores de Nicaragua (APEN) y expresidente del Banco Central, opinaron que esa tasa de crecimiento es positiva para el país.
Chamorro dijo que ese crecimiento de 4.7%, en 2016, coincide con las proyecciones que hizo Funides en su tercer Informe de Coyuntura Económica, que se presentó a inicios de diciembre pasado.
Chamorro afirmó que, según ese informe, “básicamente” el crecimiento económico del país se basó en el desempeño del sector de la construcción, el gasto público, el consumo, las exportaciones y la agricultura.
El experto explicó que la construcción “siguió creciendo un poco”; y las exportaciones tuvieron una recuperación con respecto al 2015, principalmente las de zona franca.
En el caso de la agricultura, manifestó “que tuvo un crecimiento un poco más acelerado que el año 2015, porque las condiciones climáticas fueron más favorables en 2016”.
Para Chamorro, el 2016 fue un buen año en materia económica y dijo que hay que seguir observando el comportamiento de esa tasa de crecimiento.

Por su parte Mario Arana, señaló que el crecimiento económico se basó principalmente por el lado de las inversiones y el consumo.
Agregó que también hubo un aporte por el lado de las remesas familiares. Según el BCN, en 2016 Nicaragua recibió US$1,264.1 millones en remesas, con un crecimiento de 5.9%, con respecto a 2015.
El director ejecutivo de Funides considera que en 2017 el crecimiento económico podría ser similar o un poquito más bajo que el de 2016, pero no menor al 4.5%.
“A pesar de que es una buena tasa (de crecimiento) no debemos perder de vista dos cosas. Lo primero es que el mundo está mostrando mayor nivel de incertidumbre (por los cambios de políticas económicas a nivel mundial, como el tema del aumento en las tasas de interés de Estados Unidos, que podrían generar un flujo de capitales más a ese país y menos a los países en desarrollo) y (segundo) que es importante que el crecimiento vaya orientado a nuevos sectores dinámicos de la economía, que permitan una mayor diversificación, mayor valor agregado y mayores exportaciones”, expresó el director ejecutivo de Funides.
Agregó que es una tarea pendiente transformar la matriz exportadora del país, porque, aunque ha habido un poco de avance en ese sentido, aún se tiene una estructura muy similar a la que se tenía al inicio de esta década. Con eso, Chamorro quiere decir que Nicaragua sigue produciendo los mismos productos de exportación tradicionales.
Por su parte, Mario Arana explicó que Nicaragua está en una nueva senda de crecimiento, ya que ha pasado de un crecimiento potencial de 3.5% a un crecimiento potencial arriba de 4.5%. “Y es positivo, por supuesto, pero Nicaragua podría y debería tratar de crecer más”, aseveró. Arana mencionó que hay que pensar en las formas de sostener el crecimiento y aumentarlo, porque, al igual que Chamorro, señaló que hay circunstancias que no son favorables.

Ejemplificó que, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la tendencia del crecimiento económico del país para los próximos años es hacia una desaceleración, por factores estructurales como el envejecimiento de la población y porque los flujos de inversión hacia América Latina no son tan prometedores como los años anteriores.
“En realidad nosotros decimos que (la economía) debería crecer al doble para poder igualarnos con nuestros vecinos centroamericanos. Obviamente que ese es un deseo, más que una proyección, pero el punto es que, al alcanzar tasas de crecimiento más grandes, podemos ir alcanzando las brechas que todavía nos separan con el resto de países de América Central”, concluyó Juan Sebastián Chamorro.

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