Amazon y Netflix, a la conquista de los Oscar

Las grandes plataformas digitales no se conforman con asaltar la televisión. Atacan ya a los grandes estudios de Hollywood donde más les duele, en la alfombra roja.
Por primera vez, Amazon puede ganar el Oscar la mejor película. Aunque su candidata, Manchester by the Sea, perdiera el próximo lunes frente a la gran favorita, el musical La La Land, su nominación es ya una victoria sin precedentes que tiene en vilo a la industria cinematográfica.


Tener seis nominaciones ya es un éxito para esta producción, por la que el servicio de streaming pagó 10 millones de dólares en el festival de Sundance, marca un cambio de época. Las hasta ahora todopoderosas majors temen que Silicon Valley les arrebate lo más sagrado de la industria del entretenimiento: el prestigio.
“Desde el punto de vista del negocio, es muy difícil separar la televisión, del cine y el streaming”,  explica Pepe Cerezo, director de la consultora de transformación digital Evoca. “La gente quiere tener disponibles los mismos contenidos de calidad en cualquier pantalla, aunque la parte más tradicional de la industria cinematográfica se resista al cambio”.
Amazon, un gigante de más de 400.000 millones de dólares cuyo algoritmo está acostumbrado a transformar cualquier industria en la que se adentra, quiere demostrar que la fábrica de sueños no es inmune a la digitalización en el siglo XXI.
Manchester by the Sea, un drama protagonizado por Casey Affleck y Michele Wiliams, no sólo es anti Hollywood por su origen pagano del streaming, también en su trama: no abandera ninguna causa social, ni héroes ni moralejas que tanto le gustan a la Academia.
Netflix, rival de Amazon, compite con la favorita para ganar el Oscar como Mejor Documental Enmienda 13, de la directora Ava Duvernay (nominada por Selma al Oscar a la Mejor Dirección en 2014). De momento, el punto fuerte del servicio de streaming son las series de televisión (con estrenos como Narcos, Breaking Bad y Black Mirror), pero también aspira en un futuro próximo a triunfar en los Oscar igual que en los Globos de Oro ya consigue más premios que los canales de televisión tradicionales.
¿Pueden las plataformas digitales conquistar Hollywood? Teniendo en cuenta que Netflix planea invertir unos 1.000 millones de dólares en los próximos tres años en adquirir y producir películas propias, es normal que los estudios tradicionales ya se estén tomando en serio la amenaza.
Con ese presupuesto multimillonario es cuestión de tiempo (y talento) que la creadora de Orange is the New Black se convierta en uno de los pesados de la industria cinematográfica. Los más optimistas no lo ven como una amenaza, sino como un rescate de una industria en declive cuyo modelo de negocio hace tiempo que necesita adaptarse.
“Hay un asalto a las pantallas desde los gigantes tecnológicos, pero la pelea es sobre todo por la tele del salón, que es donde está el dinero”, opina Pepe Cerezo. “El contenido premium necesita estrellas. Y a las estrellas les atrae el glamour. Y desde que empezó el boom de las series de Netflix y HBO el star system ha ido emigrando a la televisión, donde estas plataformas ya son grandes jugadores”.
El cambio en las reglas del juego que plantean los gigantes del streaming son tan profundas que atacan directamente en la raíz de este negocio centenario. Con 93 millones de suscriptores en todo el mundo, Netflix ya no necesita los cines para triunfar. Sólo estrena las películas que produce en la gran pantalla como mero trámite para poder optar a las nominaciones, pero las ofrece simultáneamente en sus servicio online. Un sacrilegio al que la industria aún no se resigna.
Este verano, Netflix espera lograr el éxito con Bright, un thriller policial protagonizado por Will Smith. Sólo se podrá ver brevemente en los cines con el  fin de colarse en la alfombra roja. En 2015, lo intentó con Beast of no Nation pero la Academia no la seleccionó pese a la buena crítica.
Amazon, sin embargo, sí ha estrenado y distribuido su Manchester by the Sea en los cines de todo el mundo. No tanto porque quiera hacer negocio con la taquilla a la antigua usanza, como porque estrenar en pantalla grande todavía le sirve para atraer talento. Para los grandes directores y actores a los que el gigante de internet quiere seducir, la chequera no lo es todo. Y para gran parte de las estrellas el cine sigue siendo lo que se proyecta en un patio de butacas y no una pantalla de móvil.
Estrenar la película en los cines también le permite a la empresa de Jeff Bezos ganarse a los sectores tradicionales de la industria. El director del festival de Cannes, Thierry Fremaux, aceptó el año pasado a Amazon como uno más de la industria cinematográfica y permitió que sus producciones (incluido lo último de Woody Allen) participara en su 69º edición: “Amazon trae buenas noticias, es dinero, un nuevo tipo de dinero. Es un buen signo de que el cine está vivo. Es diferente de Netflix”, aseguró a Reuters. Sin embargo, vetó a Netflix. De momento.
Las plataformas digitales tienen el dinero, tienen el big data y los suscriptores, pero les falta el glamour para consagrarse. “Facebook también se está en metiendo con aplicaciones para las smart TV”, explica Cerezo.

Google y Apple

No sólo Amazon y Netflix se han interesado por el negocio del cine. Según Financial Times, Apple ya está tanteando a ejecutivos de Hollywood para producir sus propias películas y series de televisión.
Google también está haciendo sus pinitos. De hecho, también estará en la entrega de los Oscar de este año con el corto Pearl, el primer cortometraje de realidad virtual que opta a a una estatuilla.
Este corto de Google cuenta el viaje en coche de un músico y su hija en busca de sus sueños. En Youtube se puede ver en dos dimensiones, pero el sistema de realidad virtual permite vivir la historia como si el espectador viajara en el asiento del copiloto.
En esta toma de contacto con la ficción, Google Spotlight Stories también ha producido el primer capítulo de los Simpsons con la tecnología de vídeos en 360º. Aún no está claro si es un experimento o un caballo de Troya para irse colando en el negocio.
“El campo de batalla por la producción digital no ha hecho más que empezar entre los gigantes tecnológicos”, explica Cerezo. “Lo relevante no es si es la transformación dura dos o cinco años, sino que es un proceso imparable. Estas empresas ya han colonizado otros sectores, de la música al comercio electrónico, y además del conocimiento ya tienen el dinero para lograrlo. Saben lo que hacen”.
Amazon va a ser el primero en desfilar en la alfombra roja. Netflix ya está invirtiendo para lograrlo el año que viene. La batalla de las tecnológicas por Hollywood ha comenzado. Habrá que ir preparando las palomitas.

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