Venezuela estrena billetes con 32 días de retraso


Los nuevos billetes comenzaron a circular hoy, por fin, en Venezuela. Y lo hicieron afeando en 32 días a Nicolás Maduro, quien prometió que estarían en las calles el 15 de diciembre pasado. El primer mandatario se justificó más tarde acusando de tal retraso a un supuesto sabotaje internacional, planificado por Barack Obama, que incluyó la persecución por cielos europeos de los aviones que transportaban los bolívares.

"Míralos, aquí están", se congratulaba un joven en una bodega socialista en la caraqueña Santa Mónica mientras exhibía dos piezas de 500 bolívares, entregadas en las taquillas de un banco público cercano. Los cajeros necesitarán varias semanas todavía para calibrarse. En pocos minutos un puñado de personas ya los había tocado, estirado e investigado a fondo, con tanta intensidad que parecían dos billetes veteranos. Hasta que uno de los presentes se dio cuenta de un detalle sorprendente: en la fecha de impresión figura 18 de agosto de 2016. "¿Y entonces porque han tardado cinco meses en llegar?", se preguntó una de las parroquianas mientras fruncía el ceño.
La nueva familia de billetes abarca los de 500, 5.000 y 20.000, que son los primeros incorporados. Hasta el momento, según el Gobierno bolivariano, han llegado al país 157 millones de piezas de este nuevo cono monetario, aunque según Manuel Pérez Urdaneta, viceministro de Seguridad Ciudadana, en esta primera etapa sólo se han distribuido 2,75 millones de billetes para una población que ronda los 30 millones de personas. Los de 1.000, 2.000 y 10.000 quedan pendientes todavía, nada se conoce sobre su puesta en circulación.
Con su entrada en vigor se pretende combatir la mayor inflación del planeta, que ha pulverizado los bolsillos de los venezolanos, y la falta de efectivo en las calles, que ha dificultado las transacciones. La escasez de papel moneda impactó en la sociedad venezolana, tal y como lo hizo la de alimentos, medicinas y productos básicos.
La primera operación en diciembre para retirar de las calles el billete viejo de 100 bolívares provocó un gran caos monetario, así como el saqueo de 400 comercios en el interior del país y la muerte de cinco personas, lo que obligó al chavismo a una monumental marcha atrás. De momento, el "marrón", como le conocen los venezolanos, ha prorrogado su vida hasta el 20 de febrero tras salvarse de tres "condenas a muerte".
Una de las particularidades del proceso es que los billetes nuevos no circularán en las zonas fronterizas. "Desde el Gobierno vamos a proteger al bolívar frente al peso colombiano", reiteró ayer el vicepresidente Tareck El Aissami.
En paralelo, hoy se han abierto ocho casas de cambio en el estado fronterizo de Táchira, tal y como anunció el domingo Maduro durante su discurso ante el Tribunal Supremo. El mandatario volvió a atacar con saña al país vecino, a quien exhortó para que abandone "las agresiones" contra Venezuela.
El 'hijo de Chávez' escondió las terribles cifras que han convertido al país sudamericano en uno de los peores económicamente del planeta, pese a que acusó de los males nacionales a la "guerra económica". Por una parte aportó que la cifra del desempleo es sólo del 7%, olvidando que los expertos consideran que la economía informal se acerca al 50% de la población activa.

Y por otra, el presidente aireó que los ingresos petroleros habían descendido desde 13.230 millones de dólares de 2015 a los 5.291 del año pasado. Ni una palabra de la inflación (entre 450% y 750% según cálculos extraoficiales) ni de la recesión, que economistas independientes calculan cercana a los -10% del Producto Interior Bruto.

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