Por qué los salarios no suben al ritmo del empleo en los países desarrollados

FRÁNCFORT—En un mundo de crecimiento económico flojo, dos tendencias en conflicto desconciertan a los encargados de trazar políticas: ¿por qué las compañías están contratando con tanto entusiasmo y por qué los salarios hasta hace poco no han subido con igual fuerza?

De Tokio a Londres, las tasas de desempleo han continuado cayendo, pese a que los indicadores del mercado laboral sugieran que las economías están cerca del pleno empleo. La tasa de desempleo de Estados Unidos subió ligeramente a 4,7% en diciembre, pero sigue cerca de su mínimo de nueve años de 4,6%. En Japón, la tasa se encuentra en su nivel más bajo desde principios de los años 90, en 3,1%. La desocupación del Reino Unido fue de 4,8% en el trimestre terminado en octubre, cerca de su punto más bajo en 40 años, pese al voto histórico del país para abandonar la Unión Europea. Incluso en los 19 países que componen la zona euro, el desempleo ha caído a 9,8%, su nivel más bajo en siete años.
Es común que las firmas contraten una gran cantidad de trabajadores en las primeras etapas de una recuperación económica, para lidiar con la demanda reprimida. Eso tiende a desacelerar el crecimiento de la productividad. Pero las empresas han estado sumando empleados por mucho más tiempo de lo que se esperaba, dicen los economistas, y la productividad ha sido moderada por un período prolongado a medida que las firmas no hicieron inversiones de capital.

“Es muy difícil explicar por qué las empresas están sumando tantos trabajadores (…) a lo largo de las economías avanzadas en momentos en que el crecimiento ha sido de casi cero o incluso a la baja”, dice Adam Posen, presidente del Instituto Peterson de Economía Internacional en Washington. “Es muy barato sustituir capital por mano de obra, en parte debido a lo que están haciendo los bancos centrales”. Las bajas tasas de interés reducen el costo de invertir en máquinas que reemplazan trabajadores.
Las autoridades económicas, particularmente en Europa, se han visto sorprendidas. El Banco de Inglaterra prometió a mediados de 2013 que consideraría elevar las tasas de interés cuando el desempleo cayera a 7%, pero tuvo que dar marcha atrás luego de llegar a ese nivel en seis meses. El Banco Central Europeo reconoció que la recuperación mayor a la esperada en el empleo, en relación al crecimiento económico, de los últimos años lo tomó por sorpresa.
Normalmente, los economistas esperan que los salarios suban a medida que cae la tasa de desempleo y aumenta la productividad. Pero parece que esas correlaciones se han roto: el crecimiento de los salarios en EE.UU. y Japón desde 2007 ha sido hasta un punto porcentual por año menos que lo que sugieren los modelos económicos tradicionales, dice la firma de consultoría Oxford Economics.
El crecimiento de los salarios parece haber cobrado fuerza recientemente en EE.UU. Los ingresos promedio por hora subieron 2,9% en diciembre frente al mismo período del año anterior, más que el promedio de 2% que prevaleció durante buena parte de la expansión. Sin embargo aún es pronto para decir si eso será sostenible. Además, otras medidas salariales de EE.UU. son menos robustas.
Los salarios en 22 economías avanzadas crecieron en promedio 3,8% al año entre 1995 y 2007, pero en menos de 2% al año entre 2008 y 2016, según Oxford Economics.
La curva de Phillips, que refleja una relación inversa entre los salarios y el desempleo, parece haber dejado de funcionar en muchos lugares. Los economistas sugieren una serie de posibles explicaciones.
Primero, los tipos de empleos creados desde la crisis no son los mismos que se perdieron antes de ella. Mientras que la mayor parte de trabajos perdidos fueron en el sector de construcción y manufacturas, los que se han agregado están en el sector de servicios, dice Stefano Scarpetta, economista de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), un centro de estudios para economías avanzadas. En la zona euro, casi todos los 3,2 millones de empleos creados desde la recuperación fueron trabajos del sector de servicios, principalmente en comercio, transporte y negocios, según el BCE. Muchos de estos cargos tienden a ser más difíciles de sustituir con máquinas y no son tan bien remunerados.
Segundo, el poder de negociación de los trabajadores podría haber sido erosionado por la incertidumbre económica generalizada, las reformas de los mercados laborales y la intensificación de la competencia global por parte de China y otros países. Trabajadores en los nuevos empleos del sector de servicios pueden que no estén organizados en sindicatos, lo que reduce la presión para que se suban los salarios, dice Christopher A. Pissarides, economista de la de London School of Economics y ganador del Nobel. Los empleados también están cambiando de empleo con menos frecuencia, lo cual se asocia con un menor crecimiento de los salarios.
Tercero, algunas firmas quizás no lograron reducir sus costos laborales tanto como hubieran querido después de la crisis y por lo tanto extendieron el ajuste. Funcionarios del BCE señalaron a tal “control reprimido de salarios” en su reunión de octubre, según las acta. El sector público también ha sido exprimido a medida que los gobiernos se aprietan el cinturón, reduciendo sus salarios y quizás afectando los sueldos del sector privado por asociación.
Cuarto, la composición cambiante del mercado laboral podría haber apuntalado artificialmente los salarios tras la recesión, para posteriormente restringirlos. Ya que los trabajadores con bajos sueldos fueron despedidos en una mayor proporción a otros y las firmas desaceleraron la contratación de empleados, que usualmente ganan menos, los salarios promedio se mantuvieron en su nivel, según investigadores del Banco de la Reserva Federal de San Francisco. A medida que la economía se ha fortalecido, los trabajadores con salarios bajos han reingresado a la fuerza laboral. Entre tanto, los miembros de la generación de la posguerra, que disfrutaban de altos salarios, han comenzado a jubilarse, lo que ha puesto presión a la baja sobre los salarios.
Todo eso significa que el crecimiento de los salarios podría ser un pobre indicador de la fortaleza del mercado. Una mejor medida, argumentan los investigadores de la Fed, es el pago continuo a los trabajadores de jornada completa, ignorando a aquellos que entran y dejan la fuerza laboral. Ese indicador, que es seguido por la Fed de Atlanta, sugiere que el crecimiento de los salarios ha sido de cerca de un punto porcentual más alto por año desde 2014 de lo que indican los ingresos promedio por hora.
Algunos prevén que los salarios suban con mayor fuerza a medida que los mercados laborales se ajusten y se disipen los problemas surgidos después de la crisis. El reporte más reciente de salarios en EE.UU. lo comprueba. Pero con el crecimiento de la productividad débil, un auge de los salarios en esta etapa no parece cercano.
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